junio 27, 2008

Ayer, a las 4 de la tarde.

Salí precipitadamente. Llevo como mantra una rima del poema que más recuerdo de Alfonso Reyes "El fuego de mayo/me armó caballero:/yo era el niño andante,/y el sol, mi escudero."
Siempre has odiado al Sol, yo siempre lo traigo en mis imágenes de párpados adentro y sin Sol se me derrumba la sonrisa y se instala la Melancolía (si, esa con mayúsculas, no mi melancolía de muchacha -¡Oh, Rilke!- cotidiana).
Llovía. Buen presagio, te encontraré esperando por mejor tiempo. Toco a tu puerta, segundos después apareces. Mi voz cambia cuando sonrío.
Me doy cuenta de que mis pensamientos nacen y maduran más rápido de lo que puedo expresarlos; somos un juego de palabras, una tormenta de frases hechas, un torbellino de recuerdos, un titipuchal de sonrisas.
En ocasiones, puedo nadar en Lo Insondable sin temor a ahogarme o a que las bestias que lo habitan me jalen hacia el fond y allí vuelva a llevar el nombre de Perséfone.
No llueve más, regreso a Casa.

junio 21, 2008

templanza

Vuelvo a mis conversaciones con Hermana. La creación y la casa. La creación y la fantasía. La creación y la historia personal.
Tumbadas en la cama de su habitación contemplamos postales de Miró e inventamos historias. Luego le damos la vuelta para conocer el nombre del cuadro. Algo nos hace intuir ese nombre y es muy divertido acertar.
Ayer, contemplaba mi propia historia -que es historia compartida- y no entendía cómo es que mis actos, no tenían para los otros el nombre que yo creía darles. Agregaré un nuevo nombre, otra vez oculto, otra vez velado y me pregunto si ya es suficiente de juegos riesgosos.
Eres El Extraño y guardaré distancia.

junio 18, 2008

Lo que se mira con descaro y con recelo

En la vía pública busco a veces confundirme con el resto de la gente, envolverme en la protección del anonimato y salir de él solo si mi voluntad lo demanda. Siempre he preferido las ciudades tumultuosas aunque yo no soporte los tumultos, pero en la ilusión de la multitud puedo valorar mi individualidad.

De la gente destaco algunas características, mismas que me hacen voltear y admirar descaradamente o mirar con recelo. Casi siempre es en los hombres una barba de tres o cuatro días -bien cuidada- y la sonrisa chueca, también los tabiques rotos y los ojos profundos me hacen prestarle atención a un rostro. En las mujeres igualmente los ojos profundos y las cejas pobladas, detesto las líneas finas sobre los ojos que le restan fuerza a la mirada y, generalmente, a toda la persona.

Una buena elección del perfume y la sabia aplicación también pueden llamar mi atención, sin embargo mi falta de habilidad polillesca me impide destacar el aroma de gente a gran distancia, que francamente creo que me salva de padecer migraña constantemente.

Nunca presto demasiada atención a las manos. Ayer me dijiste a quemarropa que recuerdas mis manos y puedes identificar parecidos en todas las manos que ves a diario. No pude evitar sentirme inquieta. Aun no logro dejar de pensar en ello. Me destacas a fuerza de entre la multitud y de entre la multitud, me reconstruyes.

junio 12, 2008

Aforismo-disforia-euforia

Cada día puedo jurar amor eterno, o lo qué es lo mismo: hoy no fío, mañana si.

junio 01, 2008

Trueque

Cuando esperaba por mi habitación, a miles de kilometros de donde se encuentra mi cama, Herman Hesse hacía breve la espera. La reflexión de Sinclair sobre abandonar aquello que nos asusta porque obstruye el camino hacia la plenitud me hizo pensar en mis propios temores. Creo que esa era la idea, leer e inspirarse; en fin mis temores más grandes son la soledad y el desamor. Ambas creo haberlas experimentado de cierta forma, y dolorosamente noto que ha sido más atemorizante el desamor y la soledad cuando resultan de mi incapacidad intermitente para aceptar el afecto.
Regreso a mi charla con el Sr. de la Incertidumbre, -"Es que durante mucho tiempo sentí que la gente esperaba algo a cambio, si ellos me amaban, yo tenía que dar algo a cambio", -"¿cuándo es que te he pedido algo a cambio de quererte?". Intento averiguar si he dado algo a cambio por la intimidad y el afecto.
Si es que reflexiono sobre estos temores es porque espero abandonarlos, espero tener entonces algo a cambio.

De la casa

De mi hermana, que parafrasea a Blachelard, tomo: "La casa es el lugar del ensueño". Tal vez no son exactas sus palabras, tal vez si. Todo lo que podemos considerar casa, enumero las posibilidades:
mi habitación entre las 7 y las 9 de la mañana, ese sillón del que no se me puede remover cuando el cansancio pesa, la terraza a cualquier hora del día, un hotel perdido en Palenque -y digo perdido porque yo no se, no recuerdo como llegar a él, pero nada tiene que ver con la presencia y el olvido-, Mariahillferstrasse o cómo se llame esa calle en la que vi amaneceres de cuatro de la mañana, la Señorita Muerdes haciéndome casa en cualquier rincón, los brazos del Señor de la Incertidumbre y la Sonrisa de Polarias. En la Sonrisa de Polaris se esconden los secretos y breves momentos de su alegría, en los que puedo verme reflejada en el brillo de sus ojos y también yo soy feliz; a los brazos del Señor de la Incertidumbre se llega solo cuando se ha abandonado el disfraz. Espero haber entendido la frase de mi hermana y no hacer a un muerto voltearse furioso en la tumba.