diciembre 03, 2009

Domicilio conocido

Al otro lado de la calle, tras la ventana sin un cristal, en mis narraciones inconclusas, en la memoria de mi sistema inmunológico, en mi seguro de vida, en la trampa para los monstruos ya en desuso, envuelto en las mortajas negras que colgaban de mi muñeca izquierda, en la respiración entrecortada, en el corazón paralizado, en la biofísica y en la retórica, en mi centro de gravedad, recorriendo la rosa de los vientos, en el mecanismo cuadro a cuadro de la visión, en las corrientes de calcio, en la Teogonía, en el Tántalo; en el manantial de maullidos, en un sobre de análisis clínicos, en el barroco, en todas las naturalezas muertas, en el semblante cansado, en los bailes que la respiración inspira, en mis momentos de concentración, en las imágenes hipnagógicas, en los vuelos a ojos cerrados, en los dulces dolores, en el frío amor de las agujas, entre las costillas, en el firmamento, en el negro, en la cicatriz de mi boca, en la mirada triste, en la sonrisa malsana, en todos y ningún lugar...

Encontré este texto mientras cancelaba uno de mis perfiles públicos, lo escribí hace casi un lustro y aun me parece vigente.

diciembre 02, 2009

Dec2

Cualquier recta dibuja una espiral.