agosto 09, 2012

Y como en la primaria, pido paz

A veces quisiera decir "ya no juego" (es más, lo he dicho), y salir corriendo a atender mi maltrecho sistema límbico. Un ratito para ponerle compresas frías a esa inflamada amígdala, para sentarme a consolar al hipocampo y quitarle el susto al cíngulo; pobre de mi corteza prefrontal, tan maniatada.
Tiempo para lamerme las heridas y aprender de los golpes; dejar de lado esa enferma manía por llevar las cicatrices por delante, como trofeos y advertencias. Al parecer esa madurez aun no llega, quién sabe cuánto más tarde y cuánto más tendré que aguantar (me).
Decir "ya no juego" porque no sabía a lo que jugaba, o creer que siempre lo iba a controlar... nada más ingenuo. Decir (me) en voz alta "yo puedo", "yo entiendo", "yo soy capaz de ponerle una mordaza a la emoción descarriada, a esa emoción que soy yo y actuar de manera utilitaria". Hoy "gozo" de mis retorcidas palabras y lineales acciones.
Siento, y mucho.

No hay comentarios.: