Fueron varias ocasiones en las que dijiste no saber de quién hablo en el blog, que a pesar de conocerme, no entendías de quién se trataba. Hice un buen trabajo escondiendo los nombres que ya sabías, soy una maestra en el arte de equivocarme.
Te regalo esta entrada, inequívocamente tuya.
Hace poco entendí que te culpé por todas las decisiones que yo no tomé, tanto las que me correspondían como las que no. Las que iban desde el beso robado hasta nuestras ambiguas permanencias. Me disculpo.
Esta entrada va en tu honor, coloreada con verde absinthe y motitas negras, sonando como a esa suite de Peer Gynt y al clamor de un tren que va a 2046.
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