Me he transformado en una persona más hogareña. A mis largos vagabundeos por el centro de la ciudad le corresponden tardes en los que me hago bolita en la sala a leer o ratitos de conducta de aseo del terruño. He comprado sábanas nuevas,
portaretratos y cuadros, vasos y servicios de colorida porcelana, libreros y mesas, paños
anti-
rayaduras... Me hago una casa de adentro hacia afuera. Algo pica, algo se inquieta y no atino a ponerle sitio a la sensación.