enero 16, 2013

Hierofanía

¿Cómo reconocer la presencia de un dios?, ¿cómo estar al tanto de su manifestación? Hace ya quince años Mircea Eliade me respondió que la divinidad se manifiesta en lo sutil, el secreto a voces más grande. Vértigo, la divinidad se comunicaba con el mundo a cada momento, el diálogo más hermoso, la conversación más intrigante.
De esos años tengo pocos recuerdos, pero su sola evocación me satura el presente con luz dorada y secretos que se le revelan a los iniciados. Las cosas no eran solo cosas y el mundo me abría las puertas a sus entrañas.
Dejé que entraran en mi círculo vital a aquellos cuyos ojos flameaban, a aquellos que hablaban con el aire y que en el cráneo albergaban a mil aves de fuego. Debí recordar que la divinidad se manifiesta en todos, pero no hace de todos su residencia.
Un día dejé de advertir lo sutil, comencé a notar solo lo palpable, eso parecía importante. La gente a mi alrededor me demandaba eso, yo comencé a demandar eso, estaba en todas partes, lo palpable. En el mundo de lo palpable no habita lo divino.
Estoy hoy aquí, y mi cuerpo me dice en un estremecimiento que deje que le hable el mundo, la cadena inmensa de quienes me han precedido, lo divino. Y aquí estoy, diciéndote que nos encontraremos en lo sutil.



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