noviembre 19, 2011

De rabos y colitas

Y como siempre, hablo de mis perros. Mis manada se compone de otros tres humanos, dos chihuahueños y tres fox terriers, de los cuales dos tienen la colita cortada.
Cuando llegaron a la casa ya no la tenían, les quedaba un muñoncito peludito no más largo que un pulgar. En el mundo de los perros, las colitas son como banderas que indican juego o guerra o un estado relajado y despreocupado, indican alarma, y son indispensables para la comunicación con el grupo. Una colita levantada demasiado erguida no es siempre bienvenida, sobre todo si viene de un extraño. Mis dos terriers compensan la falta de cola con el aroma, la expresión facial y el movimiento de orejas.
En mi casa desconfiamos de las colas levantadas, de las que van muy erguidas. La experiencia nos ha dicho que pertenecen a individuos temerosos que necesitan de la autoafirmación de sus colitas, pero su inseguridad desestabiliza a quienes le rodean. Cuiden de lo que dicen con sus colas.

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